sábado, 8 de junio de 2013

Pompas de jabón


           Camina hacia el abismo, y según va caminando los recuerdos de su vida se van desprendiendo de su pobre cabeza que está saturada de otros muchos pensamientos, y que se enrevesan sin orden ni concierto actuando como un virus informático: comiéndose su persona, lo que fue, lo que apenas empieza a ser.  

Son una maraña de palabras sueltas, miradas ajenas, situaciones medio inventadas, sueños incumplidos y pesadillas de madrugada que ocupan tanto espacio en su cabeza y tanto tiempo de su día, que ya no sabe qué es realidad real y qué es realidad inventada. Tanto, que se tiene que esforzar en identificar a qué le llaman realidad los demás. 

Esos recuerdos que surgen voluptuosamente como enormes pompas de jabón, brillantes y tornasoladas, magníficas y bellas, se deslizan de su cabeza sin previo aviso en las situaciones que menos se lo espera: duchándose, vistiéndose, haciendo la cama, trabajando... Aparecen de repente y observa su contenido maravillada por la claridad de la visión: Se ve a sí misma de niña haciendo dibujos con una pistola de agua sobre la tierra seca; Se ve metiendo el dedo en la nata fresca mientras su madre prepara las primeras fresas de primavera; Se ve asomada a la ventanilla del tren que la lleva a las tan esperadas vacaciones, e incluso alcanza a oler el mar caliente, las palmeras frescas, el orín rancio del rincón más sombrío de la estación... y en el momento mismo en que quiere acercarse más al recuerdo, la pompa estalla dejándola atónita y con la sensación agridulce de la felicidad que apenas vivida, vuelve a morir.

2 comentarios:

  1. Creía que había comentado esta entrada en su día. Las sensaciones descritas aquí a mí me han venido este verano en un viaje que tuve que hacer a la playa con un amigo a su casa que iba a ser alquilada.

    ResponderEliminar